emociones

La Crianza Respetuosa: ¿Cómo Pasar de la Teoría a la Práctica? La maternidad y paternidad es un reto total. Todos queremos criar lo mejor posible a nuestros hijos porque los amamos. Incluso puede que algunos hayan leído muchos libros y artículos, visto videos instructivos y escuchado podcast sobre la crianza respetuosa quienes se sentirán repletos de información, pero, al momento de llegar a la práctica, fallamos, ¿por qué? ¡Sigue leyendo! para comprender exactamente en qué consiste este reciente estilo de crianza, la razón por la que nos es tan fácil fallar, cómo pasar de la teoría a la práctica y los beneficios que aporta, no solo a tu hijo, sino a ti y tus relaciones personales. CONTENIDO ¿QUÉ ES LA CRIANZA RESPETUOSA? De acuerdo con las experiencias contadas y vividas, sabemos que las crianzas en las generaciones pasadas fueron totalmente diferentes. Los niños de antes eran educados bajo el concepto de seres inferiores o que pertenecían a un rango menor al de sus padres o cuidadores. En retrospectiva, observamos que la crianza hacia los hijos ha ido cambiando tras el avance del tiempo, puesto que ahora se les toma en cuenta en decisiones familiares y personales. Por consiguiente, se viralizó el nuevo estilo de crianza para nuestros hijos llamado: “La crianza respetuosa”, el cual es un modelo educativo que busca que los niños aprendan a establecer la comunicación asertiva y límites sanos con sus cuidadores para después practicarlo con su entorno. Esta tiene origen en la Teoría del Apego del psicoanalista John Bowlby, por lo que se basa en el respeto y la igualdad. Ante esto, como padres podremos decir: “pero si la crianza de nuestros hijos siempre se basa en el amor y respeto, es lo más lógico ¿verdad?, ya que todo padre y madre quiere a sus bebés con locura y deseamos darles lo mejor”. No obstante, las formas tradicionales con las que fuimos educados y las costumbres sociales, no concuerdan ni corresponden con esta idea de criar desde el respeto e igualdad. Muchas veces, nos ganan esos impulsos negativos de sobreponernos a nuestros hijos ante un berrinche o mal comportamiento.  Por ello, a continuación, veremos una serie de pautas clave, consejos y guías que establece la crianza respetuosa para que cada madre, padre, tío/a, hermano/as, entre otros aprendan a responder y actuar de manera idónea a las diversas acciones de nuestro pequeño en cada etapa de su desarrollo. ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS LA CRIANZA RESPETUOSA? Recordemos que este modelo rechaza la creencia sobre que el adulto está por encima del niño, es decir, ambos se colocan en un mismo nivel o lugar de comprensión para que así las personas fácilmente puedan ponerse en el lugar del hijo y este pueda ser comprendido en sus sentimientos, decisiones y emociones. Por lo tanto, a continuación, veremos a fondo las bases fundamentales de la crianza respetuosa como: el amor, cariño, límites no agresivos, entre otros. EL RESPETO Un principio complejo, ya que los niños deben aprender y entender que su padre y madre son figuras de autoridad, de igual forma, ellos deben comprender que su bebé es un ser humano complejo con necesidades diferentes y ajenas. Tenemos que aprender a ser empáticos y comprensivos, porque cada uno es diferente en su desarrollo. EL AMOR La base de cualquier relación saludable es demostrar, en cada acción, que amamos a nuestros hijos sin importar los errores, diferencias, personalidades y defectos. Como padres, nos podemos llenar de ilusiones y expectativas de cómo será nuestro bebé, situación injusta para el pequeño y frustrante para los padres. Recordemos que es inevitable que nuestros hijos y nosotros, como figuras de autoridad, no cumplamos con todas las expectativas tanto nuestras como del mundo. LA IGUALDAD Los padres solemos pensar que cada decisión que tomamos por nuestros hijos es por su bienestar, del cual es un pensamiento cierto en muchas ocasiones, pero tenemos que entender que nuestros hijos tienen sus propias decisiones, opiniones, sentimientos e ideas que irán formando mediante su crecimiento. La crianza respetuosa nos enseña cuán importante es permitirles expresarse sin miedo y a evitar silenciarlos. EMPATÍA Conectar con tu hijo es esencial para llevar a cabo una buena y sana relación con él. Ante un comportamiento, está bien tomarse un tiempo para preguntarnos el porqué de su acción y cómo debería actuar. La crianza respetuosa tiene este principio como imprescindible para crear ese vínculo de respeto totalmente necesario. Ahora bien, hemos aprendido los principios fundamentales de la crianza respetuosa, pero como toda nueva propuesta en el sistema de crianza y educación, existen mitos negativos para desconfiar en tu proceso, como, por ejemplo: ¿CÓMO PASAR DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA? Después de conocer la teoría necesaria y los mitos negativos sobre la crianza respetuosa, ¡pasemos a la práctica! Sabemos que este proceso no es sencillo para los padres, puesto que la mayoría de nosotros no hemos recibido un perfecto ejemplo de crianza, por lo que, ante una situación de alto estrés, solemos actuar de manera impulsiva dejando heridas emocionales y hasta físicas, no solo a nuestros hijos, sino a nosotros mismos generando un sentimiento profundo de culpa y arrepentimiento. Esta situación, muchas veces es perdonada por nuestros hijos, pero sabemos que ese no es el “verdadero problema”, sino que no queremos repetir la historia. El conocimiento teórico es esencial para llevar a cabo la crianza respetuosa, pero nos falla lo práctico porque no tenemos la vivencia empírica de cómo hacerlo. En consecuencia, al pasar por momentos de agobio, nuestro cuerpo expresa lo que ha vivido y conoce.  Recordemos que en la crianza respetuosa no existen recetas mágicas, cronómetros ni gurús, simplemente algunas pautas dadas por ciertos profesionales que, después de dedicarle estudios y pruebas, nos alientan a seguir confiando en nuestros propios instintos para brindarles una mejor calidad de vida a nuestros hijos. INVESTIGA TU HISTORIA ¿Cómo fue nuestra infancia? Recordar nuestra historia no significa renegar de nuestros padres o sentirnos culpables por reconocer que algunas decisiones o acciones tomadas no fueron las mejores.